Es sábado por la noche y son más de las 8, Luz me llama para salir y no la pienso dos veces, acepto y me voy a vestir. Está fresquito afuera así que me pongo un vestido con mangas largas y unos zapatos con taquito, salgo a mi encuentro con Luz ella está casí igual que yo, aveces nos dicen hermanas y en el fondo somos algo así como primas del corazón. El lugar al que queremos ir es cerca y decidimos ir caminando, grave error…ciudad equivocada, país equivocado, planeta equivocado. En menos de tres cuadras nos sentimos acorraladas cinco veces, avergonzadas otras 3, con miedo 1000. Un fulano nos seguía, un auto se detuvo cerca de nosotras y nos dijo que si queríamos que nos lleve, en un tono para nada caballeroso. Tuvimos que tomar un taxi y solo nos faltaban cuatro cuadras para llegar a donde queríamos. En el taxi el miedo se convirtió en rabia. Los hombres pueden caminar a esa hora sin el temor de que serán violados, denigrados, insultados. El simple hecho de ser mujer joven en vestido caminando solas en la noche nos convierte en cualquieras, blanco de acoso tras acoso. Estoy cansada de vivir con miedo por las calles y no solo en la noche, en día y cualquier hora, de falda o de pantalón, ropa ajustada o ropa holgada, siempre somos blanco de algún tipo de acoso. Lo más triste es que estamos acostumbradas, no nos quejamos porque es "algo normal", eso es machismo el hecho de que estemos acostumbradas a soportar los abusos. Ser acosadas no es un halago, un piropo de un desconocido tampoco, nos pone incomodas, nos emputa, nos lastima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario